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De hecho, entre el 55% y el 80% de las personas consideran su trabajo como una obligación, no como una actividad en la que disfruten, según sostiene Emiliana R. Simon-Thomas, Ph. D. en el artículo The Four Keys to Happiness at Work.
Si a menudo te despiertas con la segunda respuesta en la cabeza, es hora de poner en marcha técnicas que eleven tu motivación laboral y te permitan seguir creciendo en tu carrera profesional.
Y en tu vida. Porque ambas cosas te tienen a ti como principal protagonista.
Segurísimo que ha escuchado cientos de claves para motivarnos , estrategias sobre lo que deseamos alcanzar mediante la «motivación positiva» , artículos sobre tipos de motivación…
Y más cosas sobre desarrollo profesional, clima laboral, motivación extrínseca , medición del nivel de motivación, variadas y surrealistas técnicas de motivación…
La cuestión está en que son demasiados datos inconexos como para que el arte de redescubrir la energía que nos mueve se construya con ganas, y con resultados.
Te vamos a decir algo que a lo mejor no te libera, y te causa más pesar aún. Tú mismo (o tu misma) ya te has construido una casa mental donde la motivación tiene o no cabida.
No te hablo de algo increíble, de algo excepcional, único. Si lo es, mejor aún, pero no es el objetivo. Ni hace falta que escribas en un papel «las cosas que me motivan» (Que pereza…)
Hablo de ese momento donde te sentías en el lugar adecuado, de algo que sólo podía seguir adelante, fuera cual fuera el resultado final. De algo que avanzaba y se movía contigo.
Pues ahí tienes el inicio a la reforma para darle a esa casa mental el gran salón que esa energía se merece.
Y es más, ahora piensa en quienes, no en el cuando ni en el donde.
Y no hablamos de alguien que esté presencialmente a tu lado cuál abejorro. No.
De alguien , o de un grupo de personas que sientes a tu lado.
¿Sabías que, según Gallup (2018), contar con un amigo en el trabajo hace que tu motivación laboral se dispare un 50%?
Como seres sociales, las relaciones interpersonales tienen un importante impacto en el estado anímico de las personas.
Si nos rodeamos de personas con los que mantienes un vínculo de confianza o construyes una red de contactos en la que apoyarte en el ámbito profesional, ya tienes el empujón que necesitas para emprender nuevos retos o lograr un objetivo,
Esto no hacía falta que lo dijera Gallup. Pero seguro que ahora estás pensando en esas personas que pasaron por tu vida y provocaron ese efecto en ti, habiendo contado con el apoyo de ellas en un momento preciso.
Ahora no se trata de recuperar a esas personas (la vida da muchas vueltas y tú con ella)
Se trata de profundizar en descubrir cómo eran esas personas en ese momento, y cómo te hicieron sentir.
Porque ese es el patrón que te dará el combustible extra.
Inteligente porque no es ese optimismo recalcitrante, que a veces hasta puede ser irritante.
El realismo constructivo nos mantiene en el asfalto. El optimismo inteligente nos hace correr por el mismo.
El optimismo idiota nos hace querer volar sin alas cuando teníamos una ruedas estupendas para llegar aún más lejos.
“Afrontar todos y cada uno de los momentos del día a día, los buenos y los no tan buenos, con una actitud optimista y siendo positivo, te ayudará a estar más a gusto contigo mismo”, apunta Carolina G. Nombela.
Si te encuentras bien, te resultará más fácil conseguir tus metas porque sientes que lo que te motiva está a tu alcance.
Además, las emociones son contagiosas, así que tu optimismo se extenderá al resto de tu círculo, generando una espiral de beneficio mutuo. Lo que te motiva a ti puede ser una catarsis para los demás.
Recuerda. Que lo mismo que te han influido a ti, tu influyes sobre todos los demás.
¿Y si tú fueras ese combustible extra de muchas personas que ni siquiera te habías planteado?
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