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La irrupción y popularización meteórica de una herramienta de inteligencia artificial de uso radicalmente sencillo y capaz de escribir textos como ChatGPT, que pueden suplantar de manera convincente a una persona está generando un auténtico «momento iPhone» , según Enrique Dans.
Esto es sólo un ejemplo más de algo que demuestra que la inteligencia artificial abandonó el espectro de la ciencia ficción para colarse en nuestras vidas.
Y, aunque todavía en una fase muy inicial, está llamada a protagonizar una catarsis en la empresa como una revolución en internet
Sus aplicaciones en múltiples sectores —como salud, finanzas, transporte o educación, entre otros— han provocado que la Unión Europea desarrolle sus propias Leyes de la Robótica.
Esta pregunta tiene trampa, obviamente.
El aumento del rendimiento de los trabajadores y de la capacidad productiva de las empresas es el principal beneficio de la implantación de la inteligencia artificial.
Enseñar a las máquinas a encargarse de los procesos rutinarios servirá para que los trabajadores puedan aprovechar mejor su tiempo. De manera indirecta, tenemos un motivador extrínseco adicional como ventaja competitiva
Es más, el gran beneficio que se espera de esta tecnología tiene que ver con la mejora en el desarrollo de estrategias empresariales. Una estrategia corporativa que va más allá del análisis descriptivo.
Porque sí, las labores que más se relacionan con la IA son las del intercambio de información y el análisis de datos desestructurados. Business intelligence como estrategia funcional
Sin embargo, en menor medida, serán útiles en las destrezas manuales o en la resolución de problemas en tiempo real.
A largo plazo hará que cobren mayor importancia los factores emocionales, la creatividad, la intuición o la imaginación.
En el desempeño de sus tareas, cada trabajador sentirá que aporta algo diferente al resto y se podrá sentir más valorado.
La motivación en el trabajo ya se puede contemplar como algo superado. Por raro que parezca.
No es una cuestión de estar o no motivado, se trata de que lo que hacemos y el significado que le damos.
Hablamos del contexto en que trabajamos tenga las mínimas condiciones para que nosotros tomemos la decisión de sentirnos comprometidos.
¿Cómo nos hace sentir herramientas como la IA?
No hablamos de juicios de valor o de cotejar realidades empresariales, sino de cómo nos sentimos.
¿Más confiados?¿Más seguros?¿Sentimos que nuestro horizonte se expande?¿O nos sentimos más pequeños?¿Menos útiles?¿Más obsoletos?
El éxito de que las herramientas que nos proporciona una IA sean aliadas poderosas de trabajadores motivados dependerá de muchas cosas, quizás las tres primeras pueden ser:
Hacernos sentir únicos: Si podemos potenciar nuestras capacidades, esa sensación de sentirnos especiales gracias a la IA, habremos dado un paso adelante.
Para ello, la experiencia debe pasar de los parámetros universales a constituir experiencias tan personales que no sean replicables
Que sea fácil: A la gente le gusta la simplicidad y la facilidad de uso. Y palabras como «fácil de usar» o sencillo no encajan ahora con la IA en la empresa, al menos de momento. Nuestro lenguaje será vital para que nuestra percepción cambier
Qué genere una interacción confiable: la desconfianza en la transformación digital a veces viene de no saber qué vamos a tener mañana enfrente en el horizonte tecnológico.
¿Y si la IA consiguiera una interacción que nos haga recordar no sólo datos, sino también sea capaz de reinterpretar nuestras interacciones pasadas y futuras con ella para aprender de la experiencia, creando una relación productiva?
Sigamos conectados (mas que nunca)
#humanosenlaoficina
Fuentes: AI in Human Resources: The Time is Now , Artificial Intelligence and Human Resources Management