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Artículo del comunicador Miguel Ángel Pérez Laguna en El País Retina. Vamos a crear una audiencia mundial

Extracto de Artículo en El País Retina escrito por Miguel Ángel Pérez Laguna

 

Alcanzar audiencias mundiales. Esa es la gran obsesión de las empresas y de sus directivos. Subirse a la ola de la globalidad para extender sus redes por todos y cado uno de los rincones del planeta.

Lograr que ni en el más recóndito rincón de la selva más perdida del continente más lejano su mensaje pase inadvertido. ¿Ambicioso? Mucho. ¿Arrogante? Pues un poco también.

Sobre todo porque, para lograr el sueño de la ubicuidad, las empresas bombardean con mensajes por tierra, mar y aire (offline y online, que viene a ser lo mismo) a todo lo que se mueve.

En este entorno de digitalización e inmediatez, los especialistas en marketing se han puesto sus uniformes, se han calado sus cascos y han desplegado todo su arsenal de mensajes intrusivos haciendo incesantes llamadas a la acción a sus clientes. Remarketing, pop-ups, social selling…

 

Más que en un mercado global, se diría que nos encontramos en un campo de batalla en el que se compite por ser el que mas alto grita.

 

Este bombardeo constante y masivo nos somete a una sobreexposición de mensajes de la que resulta difícil sacar nada en claro. Y cuando el consumidor se siente aturdido, ¿qué hacen los generales del marketing? ¡Recrudecen su ataque! Con lo que la espiral parece no tener fin.

Sin embargo, ser escuchado hoy en día tiene mucho más que ver con nuestra forma de ser y de ver el mundo que con nuestra capacidad para hacer ruido.

Entre otras cosas, porque el ruido nos ensordece también a nosotros. Y así no hay manea de empatizar.

Hoy, la gente no quiere tener que abrirse paso entre una nube de mensajes enlatados.

Quiere ir más allá, quiere oír historias de verdad, contadas por personas de verdad. Quiere vivir experiencias que le aporten valor y con las que emocionarse y sentirse identificada.

La gente no quiere tener que abrirse paso entre una nube de mensajes enlatados; quiere ir más allá

Que no nos cuenten milongas.

 

Nadie vende porque su producto sea la octava maravilla del mundo.

 

Nadie vende por lo que ofrece, sino por lo que es. Porque quien está al otro lado percibe que esa persona puede introducir un nuevo significado o una mejora en su vida. La experiencia y la emoción son el auténtico enganche para generar mercado.

Y esa capacidad nunca puede proceder de un gurú dando lecciones desde un pedestal o de una empresa que solo sabe espolvorear eslóganes como si fuera un aspersor.

 

Otra razón de éxito: tratar al cliente no como una presa a la que dar caza, sino como alguien que está viviendo la vida que tú vives.

 

Que se identifique contigo, porque el efecto halo funcionará como un reloj, con todo lo que esté relacionado contigo, productos, servicios, y mensajes incluidos.

 


 

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